miércoles, 17 de agosto de 2016

No te destruyas.

Deja de practicar los 4 hábitos que destruyen tu amor propio

La verdad es que, como nos ilustra el texto de Chaplin del principio, el amor propio está formado por grandes descubrimientos. No es fácil aprender a amarse. De hecho, solemos comenzar a hacerlo cuando algo nos hiere profundamente.
Así, lo habitual es que durante años maltratamos a nuestro Yo interior, boicoteándonos sin piedad practicando cuatro hábitos que merman la capacidad de querernos:

  Dar crédito a lo que piensan o dicen los demás. Lo que piensen los demás de ti es historia, no la tuya. Esto puede resultar evidente.
Sin embargo, casi todos nosotros caemos en el error de mirar hacia la dirección que nos sugieren los demás. Trata de conectar con tus percepciones y dale valor a lo que encuentres.

Victimizarte. Cuando pasamos por una dificultad tendemos a sentir lástima de nosotros mismos. Esto, obviamente, hace que nos resignemos y pensemos que no podemos hacer nada para arreglar lo que sucede. Si dejamos de lamentarnos y empezamos a buscar soluciones, probablemente encontremos una oportunidad de hacerle frente a lo que viene. Esto nos ayudará a sentirnos más autoeficaces y, por tanto, satisfechos con nosotros mismos.

Exigirte más de la cuenta. Cuando nos queremos poco tendemos a ver la vida a través de modelos ideales. Digamos que nos olvidamos de las tonalidades grises y nos hacemos partidarios del blanco y el negro; es decir, si no somos los más guapos, los más delgados y los más exitosos, entonces somos unos fracasados. Sin embargo, pensar así es una trampa inconsciente que hace que siempre estemos en deuda con nosotros mismos.

Descalificarte. Hablarnos mal a nosotros mismos es otra manera más de autosabotaje. No te atrapes en ese tipo de mensajes, no los uses para excusarte. Permítete mirar tu reflejo de otra manera y avanza.
Lo importante es saber quiénes somos y cómo hemos llegado hasta aquí, para lo cual solo tenemos que mirar en cuatro direcciones: hacia adelante para saber a dónde nos dirigimos, detrás para recordar de dónde venimos, debajo para no pisar a nadie y a los costados para saber quién nos acompaña y nos cuida.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario